Mi último día de
la semana ha sido algo más relajado, sigo impartiendo las clases de música y
ayudando a mi tutora en las demás asignaturas. Digamos que este día ha sido más
de reflexión.
Me he dado cuenta
que he elegido mal mi especialidad y que quizás no debería haber elegido la
rama de Música, pero no porque me considere mala maestra, sino porque durante
estos meses me he dado cuenta que siento mucho cariño por los niños con
necesidades educativas especiales, más que por el resto, me siento mucho más
volcada con ellos y me produce mucha satisfacción haberles ayudado y que puedan
seguir la clase. Espero en un futuro
poder especializarme en esta rama.
Y el otro detalle que me ha indignado bastante
es la mala organización de mi universidad. Pretenden que practiquemos nuestra
especialidad, en mi caso Música, sin haber estudiado antes absolutamente nada.
En mi caso, apenas puedo impartir clases yo misma porque no tengo conocimientos
musicales y no me puedo encargar de ninguna clase. Pienso que las prácticas
tendrían que ir después de impartir las asignaturas de la mención, porque
entonces ¿qué vamos a practicar?
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