Este miércoles ha sido un día un poco triste para mi. Tenía una sesión preparada para mis alumnos de tercero para la clase de música y digamos que no ha salido como yo esperaba. Mi sesión consistía en escuchar 6 sonidos diferentes y decir que nos transmitía o a qué situaciones nos recordaba. Pues la sesión se ha convertido en una especie de tertulia dónde nadie estaba callado, no dejaba de mandar callar y castigar a los que se portaban mal. Y la verdad que he terminado muy agotada y muy desilusionada. Me doy cuenta que la única forma de tenerles quietos y callados es sentados en un pupitre y haciendo ejercicios y que cuando les sacas de esa mecánica se desbaratan. Me agobia la idea de pensar que cuando me toque dar las clases completamente sola tenga que tener esta situación de descontrol. Quizás esté sacando las cosas de lugar y simplemente he tenido una mala sesión.
Pasando a anécdotas más alegres, hoy he enseñado a restar con llevadas a un niño que presentaba muchas dificultades con ello y no sabiamos por qué, pero afortunadamente he podido detectar de inmediato cuál era el error y le he enseñado una táctica para no cometerlo. Me alegra que mis pequeñas aportaciones sean buenas.
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